Las escalas no son subvenciones.
Omar Cavero - docente de la PUCP, ex representante estudiantil, militante de Acción Crítica
Quisiera dirigirme sobre todo a mis colegas profesores/as.
Recibí con preocupación la noticia de que el Consejo Universitario discutirá este miércoles 17 la iniciativa del Rectorado que propone reclasificar en escalas superiores a estudiantes de escalas 1 y 2 cuyo promedio se encuentre en el quinto inferior. El argumento central es que los/as alumnos/as en escalas menores a la 5 reciben una subvención económica y que por tanto es necesario que ésta vaya de la mano con una exigencia académica adicional.
Constato, además, que en nuestra página web las escalas son presentadas también en esos términos: subvenciones; al punto de indicarse, incluso, cuánto es el porcentaje de subvención que recibe cada familia entre las escalas 1 y 4.
Permítaseme explicar ahora en qué se sostiene mi preocupación. Ésta la genera, en primer lugar, el término mismo de “subvención”.
Nuestra universidad se reconoce como una comunidad sin fines de lucro formada por estudiantes, egresados, docentes y trabajadores, orientada a la construcción de conocimiento y con un compromiso activo de aporte a la realidad nacional. Es esa nuestra identidad, nuestro carácter distintivo.
Así, en la realización coherente de esa visión, existen las escalas de pago, pues en un país tan desigual como el nuestro, la PUCP se ha propuesto dar la oportunidad de estudiar a jóvenes de diversas clases sociales que tengan aptitudes óptimas de aprendizaje.
Ahora bien, pensar en las escalas como subvenciones tergiversa el concepto original de escalas y pone en riesgo nuestra identidad misma.
Es así porque dejamos de pensarnos como una comunidad que tiene ingresos y egresos como un todo (ingresos que son sólo en 40% de boletas), y nos concebimos como una empresa que ofrece al mercado un servicio con un precio sobre el que evalúa qué tanto éste será pagado o no.
Dejamos, asimismo, de sostener en la práctica la pluralidad que nos caracteriza pues creamos categorías de estudiantes y, lo que resulta grave, añadimos a esas categorías exigencias académicas diferentes, lo que deriva en, antes que generar excelencia académica, premiar la tenencia de dinero, generar una perniciosa discriminación interna.
Adicionalmente, con las medidas propuestas, ahondamos una tendencia bastante criticada ya, y con razón, por los/as estudiantes: el recorte progresivo de escalas en los últimos veinte años, el aumento del costo del crédito, las facilidades de ingreso para estudiantes con mayores ingresos, etc.; tendencia resumida en el concepto de elitización.
La medida propuesta, finalmente, constituye un error desde su planteamiento pues, además del concepto pernicioso que encierra, sólo generará el retiro sistemático de estudiantes que no podrán pagar -1,839 se verán afectados de aplicarse la norma- aun subiendo su promedio, pues siempre habrá un quinto inferior.
En estos tiempos en que nuestra autonomía se ha visto amenazada, fortalezcamos nuestra identidad comunitaria y plural, que es consustancial a la calidad humana y académica de la formación brindada por la PUCP.
Afrontemos los problemas económicos priorizando la generación de fondos por rentas y servicios externos, no por boletas de pregrado. Construyamos una universidad cada vez más inclusiva. En tal sentido, apoyemos a los/as estudiantes en su justo reclamo de que no se apruebe esta medida.