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¿Por qué estamos solos? La PUCP, su ombligo y su entorno.

Publicado: 2011-09-04

Por Esteban Escalante, miembro de Acción Crítica.

Si se dan cuenta, durante buena parte del conflicto que mantiene la PUCP con el Arzobispado de Lima sólo se han puesto la camiseta de su defensa aquellas personas relacionadas a esta universidad. Hoy la polarización a la que se ha llegado es tan fuerte, y tan vil la amenaza que representa el triunfo del cardenal en esta contienda, que se han sumado algunos más pero no muchos. Básicamente seguimos sin establecer grandes alianzas. ¿Por qué?

Uno de los argumentos recurrentes entre la gente que defiende a la PUCP es que esta es el reino de la pluralidad, el palacio de la tolerancia, y el jardín primigenio de la democracia, y que, por ende, su valor para la sociedad es, valga la redundancia, invaluable. Si todo esto es cierto y si esta es tan valiosa, entonces otra vez, ¿por qué tan poca gente la defiende? Si no nos tomamos en serio esta pregunta probablemente seguiremos llevando a cabo una estrategia política ineficiente y hasta éticamente cuestionable que reproduce uno de los peores defectos extendidos en buena parte de nuestra comunidad universitaria: creer que el mundo comienza y termina en el Fundo Pando, como bien anotó Javier Torres. Y así, corremos el riesgo de perder mucho.

Si miramos cómo es que se ha relacionado la gente o los proyectos que se producen en la PUCP con otros espacios de la sociedad tal vez podamos comenzar a indagar más claramente en todo esto. Miremos los casos del movimiento estudiantil y el del movimiento de derechos humanos, dos espacios de los que me identifico como parte, por lo que las críticas que lanzaré a continuación son también autocríticas.

En el mundo de los gremios estudiantiles existen una serie de calificaciones que se lanzan entre gente de distintas universidades. Así, como desde la PUCP se estereotipa a los sanmarquinos o a los de la UNI como revoltosos cuasi-subversivos, a la gente de la católica se les acusa (a veces con razón, a veces no) de mirar por encima del hombro a la gente de las demás universidades y de no sumarse a iniciativas más amplias porque se cree que los demás no hacen política de forma tan alturada como sí la hacemos nosotros. Lo irónico es que esto nos acerca a estilos de hacer política que asociamos a la gente de otras universidades de élite a las que acusamos de aportar poco al país. Por el lado del movimiento de derechos humanos, que no es propiedad de la PUCP pero que ha tenido en esta a uno de sus principales canteras y soportes, tenemos una dinámica que también es ilustrativa: ¿cuántas críticas han recibido los esfuerzos por difundir los contenidos del Informe de la CVR de estar desconectados de la realidad a la que se busca sensibilizar? ¿Cuántas veces se ha señalado como una debilidad su actitud pontifical y moralistamente aleccionadora, que habla desde arriba hacia abajo a los ciudadanos sin memoria?

Lo que está al fondo de esto es que nos miramos mucho el ombligo, y terminamos haciendo algo que es muy común en la política peruana: reducir a esa otra persona o grupo de personas con el que se dialoga a una versión cómoda para nosotros (¿de verdad esperamos que el rollo “Mi PUCP es lo máximo” cale en esta sociedad donde vivimos?). El diálogo, cuando es acompañado por sincera curiosidad, permite conocer. Si no se conoce bien, uno se mueve sobre la base de caricaturas. Sé que los ejemplos mencionados son bien particulares y no representan el amplio espectro de actividades y proyectos que se producen en esta casa de estudios, pero nos ayudan a plantear la siguiente pregunta ¿la PUCP ha dialogado con la realidad en la que está inserta? Si no lo ha hecho, entonces tiene sentido el que distintos actores de esta realidad no valoren sus aportes, tiene sentido el que el desfase entre agendas se convierta en una brecha de reconocimiento.

La PUCP es un proyecto aún en construcción. Sumamente valioso, pero para nada superior a otros proyectos. Si queremos defenderlo eficientemente hay que atender algunos problemas de fondo como estos que se hacen más visibles durante las crisis, y es justamente en una crisis en la que nos estamos metiendo. El no ver nuestras debilidades hará que patinemos bien feo.


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Acción Crítica

Acción Crítica es una organización política formada en el 2007 por alumnos de la PUCP y hoy día agrupamos a estudiantes de distintas universidades (PUCP, UARM, UNFV) y egresados de las mismas. AC está conformada por jóvenes que compartimos la necesidad de orga


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